Cuando nos hacemos mayores, se producen cambios más bien negativos, que por lo general aceptamos. No podemos olvidar aquellos tiempos en los que el juego constitutía el entretenimiento de muchas horas sin apreciar el correr del tiempo.
Ahora, al jubilarnos, debemos tener un hobby para que el tiempo no se nos caiga encima, como si fuera una pesada losa. Existe gran variedad de juegos de mesa. Cada cual debe elegir aquel juego que más le apasione. Hay que tener en cuenta los grandes aportes que tiene el juego a la construcción de la inteligencia y a la rapidez mental.
Hace tiempo vimos jugar a mi cuñada a un juego que en principio parecía complicado pero no, todo lo contrario. Mi mujer y yo nos entretenemos "echando la partida" con este juego, Rummikub, al que le estamos sacando mucho jugo. No hace falta saber matemáticas, sino la rapidez de una ardilla o la astucia de un lince. Realmente el juego está concebido para cuatro personas, que es cuando más se disfruta, pero jugando dos también tiene su encanto.
Desde enero hasta ahora ya llevamos 351 partidas jugadas, de las cuales ella ha ganado 197 y yo 154, y no veo la manera de alcanzarla. Algunas veces, en plan humorístico, le digo que me veré obligado a hacer trampas, circunstancia que nunca ha ido conmigo. Para aumentar más el pique y el interés es aconsejable que en una libreta se lleve el debido control de las partidas.
Todo tiempo es bueno para dedicar unos momentos a los juegos de mesa. Cuando es invierno apetece estar en casa al lado de la estufa y en verano, con el calor, hemos de recurrir a la sombra y al abanico.
¡Que disfrutéis del juego!
Nota:
No he percibido ningún beneficio por esta propaganda. ¡¡Jajaja!!