jueves, 27 de noviembre de 2014

YO AVANZO, TÚ AVANZAS, ÉL..

Todos avanzamos en la vida hacia un final seguro y cierto. Cumplimos años y nos cantan el cumpleaños feliz. Nos da pie a pensar en la moneda que tiene dos caras:
La cara es que tenemos salud y cumplimos años.
La cruz es que, sin darnos cuenta, tenemos un año menos de vida.
Gracias al avance de la medicina, la vida se prologa y, a partir de los 80, pertenecemos al club de los octogenarios. Sentimos algo especial, algo diferente cuando empezamos una nueva década: yo ya he visto ocho ceros. Por fortuna, será para mi  el último 0, porque con la diálisis, con la diabetes y otros achaques que me reservo, mi avance no podrá llegar muy lejos y..., si llego, sería penoso.
En su tiempo, hacia el siglo XVI, dijo Baltasar Gracián:
"El hombre a los 20 años es un pavo real; a los 30, es un león; a los 40, un camello;a los 50, una serpiente; a los 60, un perro; a los 70, un mono. Y a los 80... Nada".  Si este famoso escritor jesuita viviera en nuestro tiempo, escribiría que a partir de los ochenta podríamos ser otra clase de animal; por ejemplo, (digo yo, en plan jocoso) una tortuga. Por lo que, desde el día 28 de noviembre, con 80 años, a mí me vendría el sobrenombre de…: tortuga veloz.
"Antes, de joven, caía en la cuenta de todo; ahora, ya avanzado, todo se me cae  sin darme cuenta de nada”