Se cuenta que dos frailes, después de la comida, salían todos los días a pasear por la huerta que tenían en el convento. Hablaban de temas teológicos, sobre la Trinidad, el sexo de los ángeles…
Un día, a uno de ellos se le ocurrió cambiar esta rutina diaria, tal vez por cansancio o novedad, y le dijo al compañero:
- ¡Oye! Siempre nos hemos tratado como buenos hermanos y nunca hemos discutido. Yo creo que deberíamos intentarlo a modo de experimento. Mira: aquí hay varios ladrillos -dijo al tiempo que cogía uno-. Verás cómo lo vamos a hacer. Yo te digo: Este ladrillo es mío y tú tienes que decir que no, que es tuyo.
- ¡Oye! Siempre nos hemos tratado como buenos hermanos y nunca hemos discutido. Yo creo que deberíamos intentarlo a modo de experimento. Mira: aquí hay varios ladrillos -dijo al tiempo que cogía uno-. Verás cómo lo vamos a hacer. Yo te digo: Este ladrillo es mío y tú tienes que decir que no, que es tuyo.
Así que el ocurrente, tomando la iniciativa, dice:
- ¡ Este ladrillo es mío!
Y el otro contesta como de costumbre, sin pensar en lo acordado:
- ¡¡Pues quédatelo!!
“La rutina es el hábito de renunciar a pensar”
(José Ingenieros)
7 comentarios:
Qué bueno !!
Pues a mi me encanta la rutina.Cuando la rompo seguro que es por algo malo. Besetes.
A veces las personas que saben dar u darse mantienen esos sentires sin pensarlo
Tambien los que hacen maldades
Grato saber de ti, se te extrañaba
Cariños
Muy bueno Manrique, es bueno cambiar rutinas, al menos para ver las cosas de otra manera.
Muy buen fin de semana.
mariarosa
Con la rutina sabes que no te equivocas, por ello creo que cambiarla es positiva, besos
¡Que razón tienes, amigo Manrique!
Pensar es básico para todo y la rutina no es buena compañera. El ser humano debe buscar siempre algo nuevo algo bello y debe saber adaptarse a las reglas del juego.
De este modo, la vida cobra sentido y uno es más feliz.
Ha sido un inmenso placer pasearme por tus letras.
Te dejo mi gratitud y mi estima.
Un abrazo y feliz fin de semana.
En este caso y sin que sirva de precedente: ¡Bendita rutina que evitó una discusión! Un abrazo.
Entiendo que a veces la rutina puede llevarnos a actuar de manera automática sin cuestionar nuestras acciones. Sin embargo, el pensamiento también puede ser parte de la rutina si nos acostumbramos a reflexionar sobre nuestras decisiones y comportamientos. Es importante encontrar un equilibrio entre la comodidad de la rutina y la necesidad de seguir pensando y creciendo.
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