viernes, 9 de octubre de 2015

UNA BODA

He asistido a una boda no muy corriente pero feliz y divertida: la de  mi hija. Llevan juntos casi diez años y tienen un hijo de treinta y tres meses, mi nieto, que es la alegría de la familia. Además, el novio iba acompañado de sus otros dos hijos, uno de quince y otro de dieciocho. 
Así que llegaron al juzgado en el coche, con el novio conduciendo, la novia a su lado y los tres hijos detrás. Aquí, antes y después, una lluvia de fotos inundó el ambiente gracias a un fotógrafo profesional.
A la salida, después de una ceremonia cortita, los pétalos de rosa volaron sobre la pareja.
Ya en el restaurante, cada uno en su correspondiente mesa, esperamos a que llegaran los novios, que entraron con el sonido de la música escogida (la banda sonora de "El último Mohicano") y aplausos.
Hubo un tarta artificial, como se estila ahora, para la memorable fotografía y después se sirvió a cada comensal una tarta de manzana con helado. Al final, con los cafés, llegó otra tarta de gominolas confeccionada por la novia: toda una obra de arte que gustó a pequeños y grandes.
En el brindis, la novia dirigió unas palabras a los invitados, dando las gracias a los presentes y recordando a los que ya no están con nosotros. 
No hubo cortes de corbata ni paparruchas parecidas. Se repartieron unos pequeños regalos para las mujeres y otros distintos para los hombres y los niños.
Creo que en general pasamos un buen día. Yo, por lo menos, me reí “a reventar”. ¡Qué agradable es reunirse con la familia! 
No recuerdo cuándo fue la última vez que me reí así
Sobre este tema de las bodas se han escrito muchos preceptos; algunos jocosos, picantes y otros decentes. He escogido estos últimos porque se ajustan más a mi estilo. 
- A la novia mas guapa del mundo, felicidad de todo corazón.
- Antes de poner en duda el buen juicio de tu mujer, fíjate con quién se ha casado ella. ( Proverbio egipcio)
- Cuando un hombre está loco por una mujer, ella es la única que puede curar su locura.