domingo, 23 de enero de 2011

SOLIDARIDAD


El apadrinamiento es algo que nos une con niños de países muy necesitados. Con la colaboración de personas solidarias se pueden financiar proyectos de desarrollo que benefician a la comunidad en la que viven: escuelas, formación de adultos, conducción de agua… El apadrinado, a su vez, tiene contacto con el padrino por mediación de correspondencia y así se establece un cariño lejano pero beneficioso para ambos. Lo importante para el padrino es saber que, con su ayuda, está contribuyendo a un bien social y que al mismo tiempo se convierte en un aliciente en su caminar cotidiano: el compartir nos eleva y nos hace más hombres.
Por diferentes medios de comunicación estamos al corriente de la gran necesidad de alimentos que tienen algunas personas para sobrevivir. Nos da dolor y pena visualizar en la pantalla esas desgracias desafortunadamente tan habituales; sobre todo cuando ocurren acontecimientos catastróficos originados por fenómenos atmosféricos .
Un granito de arena puesto en nuestra mano apenas lo vemos, pero junto con otros granitos forman los grandes desiertos y las extensas playas. Reuniendo muchos céntimos conseguiríamos
objetivos insospechados.
Existe una paradoja célebre que dice: "Cuanto más damos, más recibimos”.

sábado, 8 de enero de 2011

Naturaleza y vida


Un día, iba conduciendo por una carretera comarcal y me encontré con un atasco. No sé si por buena o mala fortuna, me tocó ir detrás de un camión cargado de troncos de árboles. Los atascos generalmente nunca son de buen gusto pero en este caso lo agradecí puesto que me sirvió para reflexionar sobre lo que estaba viendo.

Los árboles siempre han estado junto al ser humano: árboles frutales, árboles de decoración para jardines, árboles en la naturaleza… Todos son esenciales en la vida de nuestro planeta. Dan una sombra muy apetecible en los meses de calor, humedecen el ambiente, refrescan el aire, producen oxígeno que todos necesitamos...


Me imaginé esos troncos en su plenitud, corriendo la sabia por su interior, gozando del aire, la lluvia, el sol, los pájaros que anidan en sus ramas, la sombra que proyectan a los transeúntes… Pero había llegado el día fatídico: con un ruido infernal, la guadaña mecánica manipulada por el hombre, había truncado la vida del frondoso vegetal, que ya nunca más daría sombra, ni pájaro alguno podría anidar en el.
Y me pregunté: ¿Qué destino les deparará? ¿Qué harán con ellos?
Tal vez artesonado, puertas, ventanas, sillas, mesas, tarimas… Seguirán siendo de gran utilidad para el hombre pero no tendrán vida. La vida es una muerte que viene.
En medio de este largo interrogante vi el camino libre, hice el adelantamiento, pisé el acelerador y me incorporé a la autovía pero no olvidé todos estos pensamientos.

“Convertid un árbol en leña y podrá arder para vosotros:
pero ya no producirá flores ni frutos”
(R. Tagore)