domingo, 28 de noviembre de 2010

LOS PELDAÑOS


El primer peldaño de la escalera que me esperaba subir fue en el año 3, agarrado de la mano con el 4. Mi madre, en el sufrimiento de su parto y, en la oscuridad de mi alojamiento, me estaba preparando para ver la luz primera. Ese mismo día por la noche el hermano menor de mi madre con 14 años, embarcaba desde Melilla al Seminario de los PP. Reparadores, que siguen teniendo en Puente la Reina, (Navarra).

Esto ocurrió en un mes de noviembre, cuando Sagitario paseaba con el 2 junto al 8; es decir, tal día como hoy hace setenta y seis años.

Actualmente me encuentro en este escalón, el número 76, y mirando hacia abajo observo (como si fueran cabecillas de alfileres) a otros peregrinos ataviados de sus pertenencias que van subiendo escalones como si del Camino de Santiago se tratara. En realidad es que todos vamos al mismo sitio pero no a Santiago, sino a la Casa del Padre. Cuando se ha caminado mucho, los últimos escalones son más arduos, con más escollos; son escalones resbaladizos y el pie se tambalea, hay piedras, maleza... Las dos piernas están pidiendo a gritos un tercer apoyo, y no se trata de un bordón de peregrino, sino de un bastón de anciano.

Un día, tarde o temprano, todos debemos llegar al final de la escalera. Lo que hemos vivido mientras hemos ido subiendo poco a poco la escalera será el premio de nuestros esfuerzos: toda una vida llena de sinsabores, adversidades pero, ante todo, de buenos momentos.


"He combatido con valor, he concluído la carrera, he guardado la fe. Nada me resta sino aguardar la corona". (San Pablo)



miércoles, 10 de noviembre de 2010

VALLE DE BAZTÁN

Este verano estuvimos visitando el Valle de Baztán, en Navarra. Subimos al mirador de Zigaurre - Ziga, desde donde se puede contemplar el río Baztán, que cruza el pueblo de Elizondo, además de prados, colinas, bosques, monumentos megalíticos, otros pueblos... También las vacas en los prados, los caseríos y, si miramos hacia el cielo, observaremos a los pájaros revoloteando. En esos momentos, el olor típico del lugar es el de la hierba recién cortada. En definitiva, todo este conjunto constituye una gran belleza que rezuma tranquilidad y sosiego.


Cuando era joven pasé allí un temporada y recuerdo que durante el invierno, cuando hay niebla, ésta llega a cubrir todo el valle de tal forma que da la impresión de estar contemplando un gran lago. El valle está situado entre los puertos de Belate y Otsondo y está formado por 15 pueblos en total, siendo Elizondo su centro neurálgico.

Esta zona se caracteriza por sus casas señoriales, debido a que algunos de sus habitantes regresaron de las Amércias con una gran fortuna y remodelaron sus caseríos. Según me contaron, en 1913 hubo una gran inundación en el valle y la imagen del Sagrado Corazón de la iglesia de Elizondo apareció flotando sobre las aguas, intacta. Por ello, los habitantes de allí le profesan una gran devoción.

Una de las cosas que más me llamó la atención de Elizondo fue que en la plaza del mercado tienen un expendedor de leche. Es como una máquina de refrescos pero mucho más natural y sano!! Con un euro puedes conseguir un litro de leche fresca y pura.

En caso de no llevar recipiente, la misma máquina dispone de dos clases de envases; uno de plástico y otro de cristal, que es un poco más caro pero que merece la pena.

Permanece abierto las 24 horas y, con este sistema, el consumidor llega al producto sin intermediarios.

El último día de nuestra estancia allí, al caer la tarde, disfrutamos de esta reconfortante bebida. ¡Qué rica estaba!

Dejo aquí una dirección donde se puede ver el video de la inauguración de la expendedora de leche de Elizondo: