sábado, 28 de febrero de 2009

CARNAVALES 2OO9


En los nueve años que llevo de jubilación, alguna vez se me ocurrió disfrazarme en los carnavales, pero no lo hice. Este año por las circunstancias, por mis faltas de asistencia el Club y por querer darme más a ellos, me envalentoné con las idea de contagiar y contagiarme yo mismo con la alegría del ambiente.

La fiesta de Carnaval se realizó en el local que dispone la Asociación. Se disfrazaron unos 25 chico/as y seis voluntarios. Por el hecho de participar, ya teníamos todos algún detalle. Para el primer premio al mejor disfraz, una mini-cadena. Para el segundo, otra mini-cadena. Y para el tercero, una maleta de viaje.
Yo me disfracé de jeque árabe. El estar mucho tiempo de pie, me afectó a todo el cuerpo así que cuando acabo tuve que irme a casa a descansar. Estaba satisfecho de haber realizado "esta hazaña”, porque disfruté con la compañía de los demás. Sin embargo, mi mujer (que siempre ha desempeñado muy bien su papel de enfermera forzosa) me dijo, con toda la razón, que esta sería la última vez que hacía esos excesos. Así pienso yo también. Pero... ¡que me quiten lo bailao!

sábado, 21 de febrero de 2009

24 ANIVERSARIO CLUB AMIGOS


Asociación de tiempo libre para personas con discapacidad intelectual
http://www.clubamigos.es/

El día 7 de febrero, el Club Amigos (Asociación de tiempo libre para personas con discapacidad intelectual) celebró la festividad de San Juan de Mata en la Iglesia de los PP. Trinitarios de Alcorcón.
La asociación hace años designó como patrón a San Juan de Mata, ya que este colectivo nació en esta parroquia, por mediación del P. Juan Manuel Ruiz Memendi (trinitario), juntamente con algunas personas religiosas que se vieron en la necesidad de sacar a la calle a aquellos niños discapacitados: agruparlos, entretenerlos y merendar juntos en el salón de la parroquia. Lo que aquello parecía una simple idea, un granito de arena, ahora se ha convertido en ayuda estable. Y es que 24 años recién cumplidos, son muchos años.
De los integrantes, algunos ya son mayores y se consideran los veteranos y otros han ido viniendo poco a poco, hasta llegar a 150 chicos/as matriculados.
La liturgia de la Eucaristía fue presidida por los PP. Zurita y Ramón (párroco y coadjutor). Ayudaron activamente los monaguillos, con su compostura y seriedad. También actuó la coral Club Amigos, con unas 30 voces. Es de destacar el empeño e interés que ponen todos para que la interpretación sea perfecta. Los que portaban las ofrendas iban muy pendientes de su labor. Los que hacían la colecta observaban con atención para que ninguna persona se quedase sin entregar su ofrenda.
Da gusto ver cómo todos se integran en el grupo, realizando las mismas cosas que hacen los demás. La afluencia de padres y amigos que participaron en la función religiosa se destacó más que en otras ocasiones.
Como de costumbre, pasamos después al salón a celebrarlo con un vino español. Intercambio de ideas, parabienes, felicitaciones…
Espero que cada año ganemos en esfuerzo y satisfación.

jueves, 19 de febrero de 2009

MI MASCOTA

No era partidario de tener una mascota en casa, pero mi hija, al terminar COU, pidió en recompensa tener un perrito. Casualmente, mi cuñado que estaba en Nueva Sierra (Guadalajara) tenía varios perros, entre ellos una camada de cuatro cachorritos entre una teckel y un coker. Eran dos machos y dos hembras. Todos nacieron normales, excepto uno de ellos que nació con el rabo mucho más corto. Éste fue el que nos gustó y nos quedamos con él.
Mi mujer y mi hija ya tenían pensado el nombre:
- ¡Se llamará Noi, que en catalán significa chico!
Y fue entonces cuando comenzó nuestra aventura canina.
Al principio fue un destrozón. A una de mis cuñadas le comió los bajos del vestido; a mí, una prótesis, que tenía para los pies y un calcetín. A la lista hay que sumar los bajos de una cortina, una bufanda, alfombras, el mueble de la cocina, el cable del teléfono y no sé cuántas cosas más.
Ha sido un perrito viajero, a pesar de que en el coche ladra continuamente y convierte los viajes en una pesadilla. De pequeño, lo llevamos al mar y disfrutó de la lindo. Ha estado en Asturias, Barcelona, Almería y en Zamora, donde presenció un paso de Semana Santa bajo mi brazo y arropado con el chándal.
Cuando suena el timbre de casa va corriendo a la puerta y empieza a oler para ver de quién se trata. Si no lo conoce, se queda quieto y le saluda a su modo. Si lo conoce, se pone nervioso, le saluda y echa a correr como un loco meneando el rabo (el poco que tiene) en busca de un juguete: el mejor, el osito. Cuando se oye la sirena de los bomberos, imita los sonidos que oye..
A la hora de comer, siempre está con nosotros porque sabe que algo le caerá. Cuando terminamos, en seguida se desplaza donde están los zapatos meneando el rabo y se presenta con uno, en señal de agradecimiento.
Tardó mucho en aprender a ladrar. Lo hizo cuando lo llevamos a Asturias, imitando a su primo, un aireadle terrier llamado Enol. Esas vacaciones en Asturias tuvimos un disgusto. Al principio todo iba bien entre los dos cánidos hasta que un día, en la cocina, se enredaron los dos a muerte. Creíamos que Enol tenía el cuello del Noi en su boca. Yo, al oír los gritos, bajé corriendo por las escaleras con un periódico doblado en la mano. Sacudí a Enol con toda mi rabia pero…¡Oh, sorpresa! Era nuestro perro el que se había apoderado del cuello de Enol. Enol siempre fue bueno pero Noi, un gran peleón.

En otra ocasión, cuando yo lo sacaba a la calle, pensé que liberándole de la correa, tendría más libertad. Observé que la carretera estaba bastante lejos; el entorno era ideal y realizando todos los preámbulos, lo solté. Estuvo cierto tiempo husmeando a su alrededor. Al rato, pensé que ya era hora de volver a casa. Quise atarlo y no fue posible. Es cabezón, cabezón pero yo no lo sabía. Empezó a correr y yo no paraba de llamarle, pero ni por esas. Pudo atravesar una calle sin peligro, cruzó otra paralela y aquí cayó con todo su equipo. Pasó un coche y vi al Noi dar vueltas por el aire.
Nunca estuvo mi cuerpo en tan malas condiciones. Entró en la acera disparado. No se podía tener erguido; se le doblaban las patas. Poco a poco se fue recuperando, lo cogí en brazos y lo llevé a casa. Yo no me veía la cara, pero debía de estar blanca. Se paso el resto del día escondido debajo del pupitre de mi hija y no salió hasta que ella llegó.

Ahora tiene 11 años: todo un anciano. Y según me está mirando en estos momentos, creo que sabe que escribo sobre él. Nunca pensé que podríamos llegar a quererle tanto. Todas las noches lo arropo en su camita con una manta azul. Es nuestro “niño”.

El negro de los ojos brillantes es el "señorito".
El que está al lado. uno de sus "criados".

lunes, 9 de febrero de 2009

RECUERDOS DE UNA JAVIERADA

Todos los años, un grupo de alumnos del colegio de los Padres Reparadores de Puente la Reina (Navarra) organizan una peregrinación a Javier: pueblo navarro que vio nacer a San Francisco Javier, patrón de los navarros y de las misiones. Años atrás se venía celebrando esta peregrinación, pero desde el año 1940 se creó la llamada "Javierada", dada la religiosidad del pueblo navarro.

Cierto año me animé y aún recuerdo que fue maravilloso. Me estoy situando muchos años atrás, hacia 1972. Había que salir la víspera, bien temprano y caminar, caminar. Es bonito contactar con la naturaleza, el aire, el sol, el paisaje... El día salió muy bueno, con cierto airecillo a favor del caminante. Este es un factor de máxima importancia. La lluvia es lo que más entorpece: gracias a Dios no la tuvimos.
Pasamos Obanos, Enériz, Eunate y ya en Campanas cogimos la general de Pamplona a Zaragoza. Desde aquí ya se empezaba a ver la Higa de Monreal. En este monte hay un centro de actividades al aire libre. Esto lo saben muy bien los ciclistas, que suelen frecuentar mucho este itinerario. Pasada la montaña de Monreal, empezamos a notar la cuesta arriba.
Estábamos llegando al alto de Loiti. Al mirar hacia atrás se divisaba como si fueran cabezas de alfiler (por la distancia) multitud de caminantes, todos hacia una meta fija: ¡¡Javier!!
Aquí, en Loiti, hicimos parada y fonda. Era el lugar de encuentro. Un coche del colegio vendría con una cazuela de judías verdes, "bien calenticas", que nos supo a gloria.
Al atardecer llegamos a Aibar. Nos hospedamos en casa Zapata, una familia muy buena y religiosa, con muchos hijos, amiga del colegio. La señora, con alguna de sus hijas, después de lavarnos los pies, nos ofreció un bol de sopa caliente. Cogimos los sacos y a descansar. Era una casa de las antiguas y tenía mucho espacio. Ha transcurrido mucho tiempo y los padres ya fallecieron.
Después del merecido descanso, salimos camino a Sangüesa. Vimos el río Aragón, que atraviesa la ciudad. Causa admiración la iglesia de Santa María la Real, un románico puro español. Aquí merece la pena estar un buen rato. Posiblemente a más de uno, se le abra la boca en señal de admiración.

Hay 8 kilómetros desde Sangüesa a Javier. Aquí empiezan a funcionar los altavoces anunciando las debidas normas y avisando que pronto comenzará el Via-Crucis, a pie y en oración. Por las orillas de la carretera se ponían los sacerdotes con un distintivo, para aquellos peregrinos que desearan recibir el sacramento de la confesión. Entre estación y estación se entonaba un cántico.
Llegamos a una gran explanada donde estaban aparcados numerosos autocares, para el regreso. Más lejos, se divisaba otra explanada, donde debía celebrarse la Eucaristía. Con mucho clero, se inició la Liturgia de la Eucaristía. Los cánticos, el sermón, la comunión, el ambiente, todo ayudaba a levantar la cabeza hacia arriba, y exclamar ¡¡Gracias, Dios mío, por estar aquí!!

Una vez terminado todo el evento y con mucho barullo, conseguimos llegar a la iglesia donde se venera el famoso Cristo de Javier. Tallado en madera de nogal: destaca en él, una suave sonrisa, que gusta contemplar.
La próxima Javierada se celebrará a principios del mes de marzo. Animaos a ir, si tenéis tiempo y ganas, seguro que no os arrepentiréis
¡¡Cómo me gustaría repetir esta peregrinación!! Aunque he que contentarme con la voluntad de Dios, porque mi estado de salud no me lo permite.

sábado, 7 de febrero de 2009

RECUERDOS CON MI SOBRINO

Un verano coincidimos en Melilla, donde residían mis padres, una hermana con sus hijos y yo. El día que bajé al centro me acompañó mi sobrino Fernando (5 años). Estuvimos en el Mantelete para realizar algunas compras. Por la misma acera que íbamos, venía de frente un hombre con rasgos de raza india. Cuando yo lo percibí, le dije a mi sobrino:
- ¡Aquel hombre que viene por allí, es un indio!
Nos cruzamos, y después de un prudencial silencio, me interrogó:
- ¿Y dónde tiene las plumas?
Me hizo tal gracia que lo he recordado muchas veces. Es normal que a esa edad, influenciado por las películas y los tebeos, tuviese en su mente la idea del indio guerrero.

Otro día por la mañana pasó, como de costumbre, Misián: un árabe que servía a domicilio alimentos, principalmente hortalizas y frutas. Se había hecho amigo de casa, era simpático y ejercía, siempre vestido con su chilaba y tarbus, este trabajo desde hacía mucho tiempo. Ese día llevaba higos chumbos y mi madre los compró, pues sabía que me gustaban. Me indicó que los abriera y yo, dándomelas de profesor ante mi sobrino, le dije:
- ¡Vamos al patio que te voy a enseñar cómo se pelan!

Cuando estábamos en la faena, oímos un colorín que revoloteaba por las ramas de un arbolito. El pobre parecía que tenía hambre. Colgada en la pared había una jaula que casualmente tenía alpiste.
Le dije a mi sobrino,:
-¡Vamos a ver si lo pillamos!
Fui a por una guita (cuerda fina) bastante larga, la atamos a la puerta, dejándola abierta y evitamos cualquier ruido para no espantarlo. Estuvimos bastante tiempo en espera y con el alma en vilo, procurando evitar la respiración. El pajarito se colocó encima de la jaula. Me miró el sobrino, con los ojos llenos de emoción. Cuando se metió en la jaula, exclamó el sobrino:
- ¡¡Ya!!
Eso pensé yo también. Aflojé la tensión de la cuerda y la puerta se cerró. Fernado se me lanzó dándome un abrazo, diciéndome:
- ¡Tío, lo conseguimos!
Desde aquel entonces, mi sobrino y yo nos convertimos en “cazadores”. Yo no he seguido la afición, pero él sí. En su casa posee una gran jaula, con pájaros muy variados, sobre todo canarios.
No sé si esta experiencia tuvo algo que ver para tener este hobby tan apasionado.

martes, 3 de febrero de 2009

VENCIENDO LAS DIFICULTADES

Un día, al salir a pasear con el andarín, observé desde lejos una maniobra un tanto extraña en un coche aparcado. Poco a poco me fui acercando y noté que la puerta del conductor estaba abierta. Fuera, una mujer inválida estaba en una silla de ruedas, manipulando algo en el interior del vehículo: era su hijo, que lo acababa de recoger de la guardería. Calculo que el chico tendría dos años.
Entablé conversación con ella, preguntándole si necesitaba ayuda. Ella me dijo que no y me dio las gracias. Yo permanecí un poco más alejado, observando la agilidad y la destreza con que se desenvolvía. De la silla de ruedas pasó al asiento del conductor.

Una vez sentada, empezó a desmontar la silla de ruedas, cosa que me tenía alucinado. Finalmente quedaban las dos ruedas, desmontadas fuera del vehículo y se las acerqué aunque ella insistía en que no me preocupara.
En el poco tiempo que estuve hablé con ella, me dijo que estaba en esas condiciones por causa un accidente. Triste acontecimiento que la señaló para toda la vida.
Esta situación me llevó a la reflexión de lo que somos capaces de hacer al faltarnos los medios normales para efectuar nuestros quehaceres cotidianos.
Alguna vez nos quejamos de un pequeño percance, un dolor insignificante y al considerar una invalidez de tal grado, no tienes más remedio que mirarte a ti mismo y dar gracias a Dios por no estar en peores condiciones.