viernes, 30 de enero de 2009

CONTRA EL CÁNCER


MI PRIMER PREMIO


El otro día recibí este premio. No sabía que existía esta forma de reconocer el trabajo de los "blogeros". Me hizo ilusión y al mismo tiempo me sorprendió que me lo diesen simplemente por contar mis recuerdos, cosa que hago como entretenimiento. Por mi jubilación y, además, por mi estado de reposo obligatorio debido a mi salud, esto supone un hobbie para mí.


Me lo concedió Zamarat, cuya dirección es esta:
http://zamarat.blogspot.com/


Aceptar este premio, que por suspuesto acepto de muy buen grado, conlleva una serie de normas, que son las siguientes:

1º. Escribir un post mostrando el premio y citar el nombre del blog o web que te lo regala.
2º. Elegir 7 blogs o sitios de Internet que hayas decidido premiar y enlazarlos en el post escrito.
3º. Notificar a cada uno de los premiados tu decisión mediante un comentario.
4. Opcional: Exhibir el premio en tu blog.


Yo se lo voy a conceder a los blog siguientes:

1. A Kary: http://muchokary.blogspot.com/

Me gusta su capacidad de entrega para los suyosy los demás y la simpatía que pone tanto en las entradas como en los comentarios que hace.

2. A Tiflohomero: http://tiflohomero.blogspot.com/

Disfruto con su blog por las investigaciones , curiosas muchas veces, que realiza.

3. A Marian: http://marian-en.blogspot.com/

Por los sentimientos que pone en todo lo que escribe.

4. A Soy una pobre pensionista: http://unapobrepensionista.blogspot.com/

La admiro por su fuerza y valor, máxime teniendo en cuenta su edad. Es todo un ejemplo a seguir.


Por sus iniciativas y creatividad en sus homilíasy demás exposiciones.


Por adentrarnos en un mundo, para mí diferente, que es Indonesia.

7. A Curaca del pueblo: http://curacadelpueblo.blogspot.com/

Hace poco que leo este blog, pero me gusta por sus temas religiosos.

lunes, 26 de enero de 2009

MECIENDO LA CUNA

Me gustaba mucho jugar en la calle; vivíamos en una planta baja y estábamos, como quien dice, a un paso de ella. No había coches, por lo que era seguro. Lo único que se oía era el gritar de los chiquillos del barrio cuando nos juntábamos para jugar.
Éramos tres hermanos y nació la esperada hermana, a la cual debíamos de atender, principalmente meciendo la cuna para que se durmiera. Mis padres ya habían establecido los turnos para que todos participáramos en esta labor doméstica.
Un día en que le tocaba a mi hermano, la niña no aceptó que él la meciera y no paraba de llorar. Mientras, yo estaba entusiasmado con los amigos y con la pelota de trapo. Estaba en la gloria, en el mejor momento de la tarde.
Entonces oí una voz:
- ¡Paquitoooooooooo!
Era mi madre, que me necesitaba.
- ¿Qué quieres, mamá?
- Tu hermana no deja de llorar, tienes que ir a mecerla.
- ¡No me toca a mí! – contesté.
- ¡Te he dicho que vayas y no se hable más!
De mal humor, cabreado, sudando por todo el cuerpo, agarré la barandilla de la cuna con todas mis fuerzas y empecé a zarandearla de tal forma que la niña iba y venía de una parte a otra como si fuera un peluche A pesar de mi mal hacer, al instante dejó de llorar. Supongo que me prefería porque normalmente le cantaba: “En casa del tío Vicente, que hay tanta gente, qué ocurrirá…”, pero en esta ocasión no estaba de humor para el cante.
A mi madre le gustaba contar esta historia.

sábado, 24 de enero de 2009

LA PEONZA

Uno de los juegos que más me gustaba cuando tenía doce años era bailar la peonza y entretenerme con los amigos. Mi padre me compró una de madera de pino, de color rojo, muy llamativa.
El juego consistía en hacer una circunferencia (a la que llamábamos “olla”) y echábamos a suertes quién salía el primero. Había que bailar el trompo (nosotros lo llamábamos así y no “peonza”) dentro de la circunferencia y salir de ella. Si el trompo, al ser lanzado, no bailaba o no salía de la olla, tenía que permanecer en el centro de la circunferencia a la espera de que otro compañero lo sacara de ella. Y así pasábamos horas y horas, hasta que una voz lejana, de alguna de las mamás decía: ¡Juanitoooo!
Ya lo habíamos comprobado: cuando mejor lo estábamos pasando y más emocionante seguía el juego, se oía la voz desagradable…:
¡A comeeeeeeeeer!
Un día, salí temprano con mi trompo todo orgulloso. Vino un chico de la calle de abajo con otro trompo de peor calidad, de madera de chopo y muy
usado. Me pidió “probar mi trompo” y él me dejó el suyo. Lo bailaba, lo cogía y así estuvo varias veces. Poco a poco se iba distanciando de mí, hasta que llegó la vuelta de una esquina y echó a correr. Ya no le vi más. Me quedé sin trompo y sin saber qué decir en casa. Dije la verdad muy compungido. Nunca se me olvidó la cara de disgusto que pusieron mis padres.
Mi madre en varias ocasiones me decía que “de lo negativo había que sacar algo positivo”. Yo saqué un berrinche.

jueves, 22 de enero de 2009

MONASTERIO DE MORERUELA

Muchas veces he ido a Zamora, puesto que mi mujer y todos sus hermanos son de allí. Hace unos meses decidimos pasar un fin de semana en la ciudad de Viriato, con la idea de revisitar monumentos conocidos y, ¿por qué no? conocer alguno más. Pensamos principalmente en Moreruela, que está aproximadamente a 33 kilómetros. En un momento nos pusimos allí. Llegamos cuando acababan de dar un concierto en lo que era la nave principal. Habían extendido una gran alfombra y colocado las sillas correspondientes. Cuando acabó la intervención y los músicos recogieron sus pertenencias nos adentramos hacia las dependencias.
El Monasterio de Santa María de Moreruela constituye la primera fundación cisterciense en España. Lo mandó construir Alfonso III sobre un antiguo convento del siglo IX, con la idea de que los monjes se encargaran de cultivar y explotar aquellos terrenos que se les iban expropiando a los musulmanes. El templo se construyó al estilo románico con algunos matices de transición de gótico. Se conserva la Sala capitular de planta cuadrada y otra sala de planta rectangular que podía ser destinada a refectorio o estancia de los monjes. De los claustros, no se conserva nada. En los capiteles, se puede observar cierta ornamentación.
Resulta curioso observar en algunas piedras una señal o símbolo, indicando el grupo de canteros que han efectuado ese trabajo. Por ejemplo una serpiente, una llave, una cabra, etc.
Lo más importante, mejor conservado y, para mi gusto, lo que más impresiona, es la cabecera de la iglesia: el presbiterio.
Actualmente se está trabajando en restaurarlo, ya que lo importante es que pare el deterioro.
Es curioso que después de todos los viajes que hemos hecho a Zamora no lo hubiésemos visitado antes. Merece la pena verlo.

sábado, 17 de enero de 2009

BROMA… AMARGA

En todos los tiempos de estudiantes ocurren anécdotas, bromas, chascarrillos, novatadas, etc. Diversiones que constituyen una parte de nuestra vida alegre y juvenil.
Cuando yo estudiaba, teníamos un profesor muy singular. Llevaba sus apuntes, que conservaba muy cuidadosamente y cada cierto tiempo daba golpetazos con los folios para ponerlos parejos y evitar que ninguno de ellos estuviese fuera del sitio correspondiente. Comenzaba y terminaba como si se tratara de una clase de dictado, poniendo el máximo interés en que ningún alumno se quedara con lagunas. Una de la veces se le escapó “coma” y se le notó el arrepentimiento de este lapsus.

Los compañeros normalmente nos poníamos en los mismos sitios. Como yo no fumaba, tenía la costumbre de llevar unas chuches, caramelos en forma de garbanzos, de alubias, de aceitunas, altramuces, etc, a los que llamábamos “chinarrillas”. Durante la clase, con mucho disimulo, me metía la mano en el bolsillo izquierdo y sacaba la bolsita mientras seguía escribiendo. Repartía al compañero de la derecha y después al de la izquierda y al que estaba delante le daba unos golpecitos en la espalda y al instante aparecía la mano izquierda sobre el hombro derecho en posición de recibir; cogía la golosina y, sin mirar, iba derecho a la boca. Esta operación la hacíamos los días que teníamos esta clase; “este dictado”.
Una vez terminada la clase, el que estaba delante después de darme las gracias, dijo inocentemente:
"Algún día me dais una cagarruta y no me entero”
Mi compañero y yo cruzamos la mirada coincidiendo con la misma idea. Cuando se fue el compañero, dijimos a hurtadillas:
“¡Se lo vamos a hacer! ¡ Se lo vamos a hacer!”
Pasada una semana repitiendo los mismos actos, fuimos al corral, donde había gallinas y conejos, cogimos dos o tres cagarrutas, las rebozamos con un poco de azúcar e hicimos una imitación otra golosina real, sobre todo que se notara en el tacto.

Llegó el día de la prueba. Primeramente le ofrecí una golosina buena. La operación se realizó como de costumbre. En la segunda entrega iba el obsequio trampa. Repetidos los mísmos movimientos pasados dos segundos, se oyó un ruido extraño, como de rechazo. Sin exagerar, para no alarmar el ambiente, con la mano izquierda sacó de la boca el objeto dañino, tirándolo al suelo. Al terminar la clase, el compañero se defendía diciendo que no lo había mordido. Mi compañero, el que había sido cómplice, recogiéndolo del suelo observó que había hincado el diente. La broma tuvo su humor generalizado y hasta la misma víctima, persona muy campechana, participó de las risas, que duraron su tiempo.

martes, 13 de enero de 2009

La bicicleta

¡Qué cosa más estupenda, divertida y práctica es la bicicleta! Todos hemos dado unos primeros pedaleos, ayudados por nuestro padre, madre, hermanos o algún amigo.
En los años de mi niñez, era muy difícil montar en bicicleta, porque había muy pocas. Teníamos que alquilarlas.
Un día estábamos jugando seis amigos en un frontón y vino un compañero, para nosotros “afortunado” porque tenía bicicleta. El compañero, bonachón y afable, nos invitó a todos a probarla dando una vuelta cada uno, cosa que, naturalmente, todos estábamos deseando. Nos pusimos en fila y esperamos nuestro turno.
En la parte contraria a la pared del frontón existía un desnivel de medio metro. Empezábamos la salida desde este sitio, es decir, desde el opuesto a la pared. Dábamos la vuelta y volvíamos. Así pasamos nuestra diversión, muy distinta a la de otros días.
Cuando me tocó a mí, el trayecto de ida fue normal, giré al llegar a la pared y todo bien. A la vuelta me embalé, miré al grupo y exclamé varias veces a voz en grito para llamar su atención: ¡¡Qué mecha!! ¡¡Qué mecha!!
No calculé la frenada y me encontré de repente con el desnivel. Ya no hablé más. Callé la boca. Di varias vueltas de campana y vi estrellas raras, que no eran las del firmamento. Cuando creí que ya todo había terminado, sentado en el suelo, sentí un golpetazo en la cabeza que me produjo un chichón: era una de las ruedas, que voló.
Durante algún tiempo, mis compañeros, en plan de guasa, me saludaban diciendo:
¡¡Qué mecha!! ¡¡Qué mecha!!

sábado, 10 de enero de 2009

Voluntariado

Cuando estaba en activo, al hijo de un compañero, de 7 años, le detectaron un tumor cerebral. Después de muchas intervenciones no fue posible sacarlo adelante. El golpe fue muy fuerte. Pasado un año tuvieron otro hijo, con la sorpresa que nació con el síndrome de Down. La contrariedad que en aquel entonces sufrió este matrimonio, me animó a poner especial atención tanto en estos chicos como en su entorno. Desde aquel entonces, me hice un propósito: cuando me jubilara, me dedicaría a este colectivo y así ha sido.
Club Amigos (Asociación de ocio y tiempo libre para jóvenes con discapacidad intelectual de Alcorcón, Madrid) supone para mí una gran satisfacción porque, en este voluntariado, nuestros chavales son los que hacen que viva momentos agradables y felices.
En febrero celebraremos 24 años de su fundación. Felicidades para todos: chicos/as, padres, voluntarios y para todo aquellos que años anteriores han dedicado su tiempo.
Si alguien está interesado en conocernos, esta es nuestra página web: http://www.clubamigos.es/

jueves, 8 de enero de 2009

Valores humanos

A finales de 1982, a mi madre le dio una trombosis. Ya no volvió a salir más a la calle. Su nueva y última casa fue el hospital. Con sus manos apretando un crucifijo, guardando su fe, ya había terminado su carrera.
Éramos cuatro hermanos: uno en Francia, dos en Madrid y una en Almería;
todos con trabajo e hijos. Teníamos que organizar los cuidados a nuestra madre.
Conversando con un P. Carmelita sobre el asunto, me informó de unas religiosas, las Siervas de María (cuya fundadora fue Mª Soledad Torres Acosta) que tienen casa en Almería y que se dedican a atender de forma gratuita a los enfermos.
Fuimos, hablamos con la M. Superiora y aceptó. Solamente deberíamos de ocuparnos del transporte y del desayuno de la religiosa. Al salir, el P. Carmelita me dijo:
- “Mira, la Iglesia en todos los tiempos ha tenido fallos; pero también tiene grandes aciertos. El que a una mujer, por amor a Dios, se le ocurra cuidar a los enfermos sin nada a cambio tiene mucho mérito. ¿No te parece que es maravilloso que esa persona iluminada por una fuerza superior arrastre a miles y miles de seguidoras con la misma idea de darse al prójimo, sin nada a cambio?”
Esta reflexión me dio mucho que pensar en esos momentos de dolor y angustia. Y es que podemos admirar a muchas personas que nos han precedido y que son un ejemplo a seguir. Uno de los más recientes es la vida de Teresa de Calcuta cuyo objetivo fue siempre: “Cuidar a los pobres más pobres”.

miércoles, 7 de enero de 2009

El abuelo carpintero


No hace mucho en el Hospital de la Inmaculada de Huércal-Overa(Almería) hubo una exposición de fotos antiguas. Mi sobrino Paco, desde siempre muy aficionado a la fotografía, presentó varios modelos. afortunadamente, su foto fue premiada y por ello, es portada del calendario que todos los años se edita en este Hospital.
Podéis imaginaros la alegría y la emoción que supuso tal acontecimiento ya que gracias a él "el abuelo sigue vivo".
“El abuelo carpintero” era mi padre. Una buena persona, preocupado por los demás. No le gustaba estar ocioso: a pesarde su edad, fabricaba utensilios de madera para la cocina y los regalaba a los conocidos. Apuntaba en una libreta a cada uno de los vecinos, para no repetir la entrega y que nadie se quedara sin regalo. Falleció en el año 2002, con 97 años, en Fondón (Almería), pero gracias a la fotografía de su nieto, aún sigue vivo.