miércoles, 27 de noviembre de 2013


El hecho de cumplir años es el momento idóneo para festejar y dar gracias a Dios por darnos este regalo de la vida. Soy muy afortunado por compartir la alegría con mi familia, hermanos, amigos y, sobre todo, con mi nieto, que va creciendo en estatura y sabiduría: es un niño muy simpático que sorprende y cautiva con su dulce sonrisa.

Hoy, 28 de noviembre, subo un peldaño más en el peregrinar cotidiano de la vida. Según dice una sentencia, “lo más sabio y acertado es dar vida a los años” y eso es lo que estoy haciendo: viviendo el presente con toda la alegría posible.


El jesuita Baltasar Gracián dijo:
“ A los veinte años, un hombre es un pavo real; a los treinta, un león; a los cuarenta, un camello; a los cincuenta, una serpiente; a los sesenta, un perro; a los setenta un mono; a los ochenta, nada". Así que, según nuestro escritor, estoy muy cerca “del nada”.
“El marrano” no figura en la enumeración de Gracián pero, según los sobrenombres que tienen los loteros para cada número, este animal significa el número SETENTA Y NUEVE. Y para más guasa (una pavada más) se me ha ocurrido comprar la Lotería de Navidad con la terminación en 79, que no ha sido nada fácil.

“Más confío en el trabajo, que en la suerte
(Proverbio latino)
 

domingo, 3 de noviembre de 2013

EL CERDO ES LA MEJOR "AVE" DE CORRAL

Cuando nos referimos a alguien diciendo que es un "cerdo", normalmente nos viene el significado peyorativo de una persona sin arreglar, sucia; tal vez sea porque estamos acostumbrados a recordar las pocilgas y las cochiqueras que vimos en el pueblo: barro, lodo, mal olor... Algo repugnante y sucio. "Cerdo" también se llama a las personas non gratas, embusteras, marrulleras, hipócritas, etc.
Creo que el cerdo es el animal que más sinónimos tiene: marrano, puerco, gorrino, guarro, gocho, cochino y en Navarra se le llama cuto.
Pero el cerdo en sí tiene otra parte más agradable, más noble, más bella e incluso lúdica, como ocurre en el pueblo de Artajona (Navarra), donde todos los años por las fiestas de San Antón, celebran "la rifa del cuto Divino”. El cerdo destinado para la rifa está de buen ver, hermoso y rollizo. Lo dejan suelto todo el día por las calles del pueblo, siendo el entretenimiento de los chicos e ilusión para los mayores pensando en la posibilidad de ser el agraciado. Los beneficios de lo recaudado tienen un carácter solidario porque todo se entrega al Asilo de la localidad, regentado por las Hermanas de la Caridad. 
Por el sur de Andalucía existen varias rutas dedicadas al tema del cerdo. Hay una ruta llamada “El camino del cochino, una ruta ibérica pura” que empieza en Aracena, donde se cogen fuerzas, degustando un buen jamón de la zona. Lo mismo se repite en los diversos pueblos que forman parte del recorrido, para terminar en Jabugo.
Es digno de ver una piara de cerdos pastando por las verdes praderas sembradas por encinas. Desde el principio, el cuidado que tienen los porqueros con el animal es muy laborioso: lo lavan, lo peinan, vigilan las posibles enfermedades, lo sacan por los prados. Están libres y disfrutan de la vida, aunque ésta…, sea corta.     
Se suele decir que “El cerdo es la mejor ave de corral”, porque se aprovecha todo. Un compañero, me dijo:
- “¡Hombre!¿Las pezuñas?”
Pues sí, también las pezuñas son válidas, pues es la parte más idónea para colgar los ricos jamones que,  dispuestos en el techo, forman un artesonado digno de verse y donde los turistas disfrutan del olfato y de la vista.
Para finalizar con esta reflexión sobre el cerdo, solo me que queda añadir que Miguel Hernández tuvo una frase muy acertada que hoy en día, viendo lo que tenemos, sigue siendo de actualidad:
“Hambrientamente lucho yo con todas mis brechas, cicatrices, y heridas, señales y recuerdos, del hambre, contra tantas barrigas satisfechas; cerdos con un origen peor que el de los cerdos”.  
 

miércoles, 9 de octubre de 2013

LA COMUNICACIÓN ENTRE EL PERRO Y EL HOMBRE

Sabemos que entre el perro y el hombre existe una comunicación que distingue a este animal de los demás. 
En este mes de septiembre, mi nieto Anto cumplió ocho meses y ya gatea:  hay que ver lo que disfruta con su nuevo descubrimiento. Nuestro perrito, que ya es mayor (tiene 16 años), alguna vez se junta con mi nieto compitiendo con él en la carrera. Anto corre y el perrito se coloca a su lado, acompañándole y queriendo lamerle la cara. ¡Qué bonita comunicación!

 
Y no sólo Anto: un niño más mayor sale de la guardería guiado por su abuelo y al ver a mi perro pronuncia la palabra "Guau". El abuelo mira al chico y alegremente me saluda. Los cuatro nos estamos comunicando: el abuelo celebra este encuentro viendo cómo el nieto se inclina hacia mi perro con intención de acariciarlo.
En los Centros de Mayores se  puede conseguir que la vida sea más llevadera y más amena si existe un perro amigo que se comunique con todos los pacientes, porque esta circunstancia mejora el estado de ánimo y reduce el sentimiento de soledad. Esto ocurre también en asociaciones de discapacitados, donde la presencia de un animal mejora la convivencia, constituyendo para ellos una gran terapia.
Y, como ellos, hay muchos perros que nos prestan sus servicios:
- Los perros-guía, entrenados para mejorar la movilidad y la independencia de personas ciegas.
- Los perros-pastor, que demuestran su destreza escuchando las señales de su dueño   y conduciendo a las ovejas a un lugar determinado.
- El perro-policía, admirable por su trabajo en busca de personas perdidas, detección de narcóticos, alijos prohibidos, etc.
- El podenco, especializado en la caza.
- El perro-trineo, descendiente del lobo y que demuestra su tesón y fortaleza.
El perro es, en definitiva,  el mejor amigo del hombre y el que da un amor más incondicional.
Hemos oído más de una vez la conmovedora noticia de un perro que  camina cabizbajo, muy apenado en dirección a la tumba de su dueño y se postra ante ella en señal de despedida..., o tal vez esperando a  que salga de ese lugar para lamerle y disfrutar de su compañía. ¡Hermosa amistad!

“El perro posee belleza sin vanidad, fuerza sin insolencia, valentía sin ferocidad y todas las virtudes del hombre y ninguno de sus vicios” (Lord Byron)

sábado, 14 de septiembre de 2013

EL HIDALGO DON QUIJOTE 2020


Es curioso observar cómo la historia se repite. Los cuentos, las anécdotas, los proverbios y las moralejas de hace mucho tiempo vuelven a la actualidad y no dejan de tener su gracia y su picardía. 
El pueblo español más de una vez se ha visto reflejado en algunos pasajes de la gran obra de Miguel de Cervantes y, sin ir más lejos, hemos visto no hace mucho una nueva versión del episodio de los molinos de viento. La diferencia entre una y otra es que El Quijote se publicó gracias al trabajo de la imprenta, con el esfuerzo que ello suponía; mientras que esta nueva versión, gracias a los nuevos medios de comunicación, ha dado la vuelta al mundo al instante. No se han necesitado intérpretes, ni envíos, ni intermediarios, ni gaitas.
Engalanamos la Puerta de Alcalá. Allí acudieron personas de todo tipo: cantantes, deportistas, políticos... Los aledaños estaban repletos de público con la sonrisa, con la emoción y con el trabajo ya hecho. Ocultos estaban los arcos de la Puerta de Alcalá, con el andamiaje revestido de flores, luces, fuegos artificiales y toda la parafernalia que uno pudiera imaginar. Eran los ejércitos de gigantes que todos veíamos. 
Ya soñábamos con el año 2020. Era nuestro, estaba claro… Debíamos celebrarlo por todo lo alto, el premio lo merecía. Solamente faltaba la presentación de una simple papeleta indicando quién sería el favorito. Pero no ocurrió.
¡Ay madre! ¡Tierra, trágame! Hubo un silencio sepulcral: malas caras, lágrimas en los ojos, miradas tristes. Se empezó a notar una fuga paulatina de los asistentes: no había otra solución.
Corrieron el telón, se fueron apartando todos los adornos que tapaban la Gran Puerta... Y no aparecieron molinos en vez de gigantes, sino la Puerta de Alcalá, que “ahí estaba viendo pasar el tiempo”. 
Algunos pensarían en el cuento de la lechera. Todas las moralejas son sabias. Yo recordé este dicho:
“No vendas el venado si antes no lo has cazado”

domingo, 1 de septiembre de 2013

EL AVIÓN


Un verano tuve que hacer un viaje a Lyón por asuntos familiares. Media hora después de despegar el avión, el piloto sufrió un desmayo. Inmediatamente, una azafata anunció la desagradable noticia y al mismo tiempo solicitaba a una persona que tuviera el carnet de conducir. Nadie levantaba la mano. Tímidamente, yo levanté la mano pues casualmente la semana anterior me había sacado el carnet en Salamanca. Entonces era joven y me consideraba como un afortunado.
Me levanté con presteza, con decisión, dirigiéndome a la cabina donde me esperaba la azafata, pensando en que mi servicio sería para el bien de los pasajeros. Ella me colocó unos auriculares como orejas de elefantes, y yo le di ánimos a la azafata diciéndole:
- ¡Tranquila, tranquila !
Ella me dijo:
- ¡Tiene que obedecer las órdenes que le manden desde control!
- ¡De acuerdo! - le contesté.
- Enfrente verá una pantalla con diez teclas, todas numeradas. Pulse la tecla 2 que es la que seguirá manteniendo la nave al mismo ritmo - escuché por los auriculares.
- De acuerdo - contesté.
- ¿Por donde te encuentras?
- ¡Estoy cerca de los Pirineos! - contesté.
- ¡Oído! - me respondieron desde control.
- ¿Qué tecla debo pulsar para elevar la nave?
- Pulse la tecla 6 ….. ¡Espere! ¡Espere ! ¡La 6 no, pulse la 8!

Ya era tarde: oí un estallido tremendo, descomunal. Noté en la frente un sudor poco común, me agarre a la sábana. Caí de la cama. Veía todo oscuro. Tenía dolor de cabeza. ¡Qué pesadilla!

“Deja que tu vida sea un sueño, pero que ciertos sueños, no se hagan realidad”

viernes, 26 de julio de 2013

EN EL DÍA DE LA ABUELA

Hoy, hablaré de la mía: Isabel, nacida en Fondón (Almería), su pueblo. Una persona respetuosa, atenta,  distinguida por su conducta y sus atenciones.
En la vida hay cuatro categorías de personas: excelentes, muy buenas, buenas y del montón. Mi abuela perteneció a la categoría de las excelentes; era una santa. No le importaba la distancia que hubiera desde su casa a la parroquia para que todos los días se comprometiera a participar en la Eucaristía, de donde sacaba fuerzas para vivir el día a día y alegrando a su vez a todos los que la rodeaban. Ya su propio nombre, de origen hebreo, lo indica: consagrada a Dios, que ama a Dios.
Tuvo cuatro hijos: Isabel, Gabriel, Francisco y Antonio.
Corrían malos tiempos y ella pensó que desplazándose a Melilla, que era una Plaza Militar, tendría más posibilidades para encontrar trabajo.
Isabel, mi madre, crió a cinco hijos y además tuvo una mercería. 
Gabriel hizo oposiciones y se colocó en el Instituto Nacional de Previsión.
Antonio se fue al seminario de Puente la Reina (Navarra) y, pasado el tiempo, se ordenó sacerdote en Valencia.
Francisco murió en Madrid durante la Guerra Civil. Mi abuela siguió percibiendo el subsidio seis meses después de haber muerto pero no se lo quedó: lo ingresó en una cuenta para que sirviese para otros combatientes.  
En sus últimos años le vino una trombosis que le afectó a la parte derecha de su cuerpo, exceptuando la cabeza. En su invalidez, tuvo la fuerza de voluntad de aprender a escribir con la mano izquierda y de esta forma todos los meses se ponía en contacto con su hijo sacerdote.
Con todo se conformaba. Con frecuencia repetía una jaculatoria. ¡Dios mío hágase tu santa voluntad!¡El Señor me ha enviado esta enfermedad, bendito Sea!
 


 

jueves, 11 de julio de 2013

MI NIETO, UN RAYO DE LUZ

En la vida todos tenemos luces y sombras que no podemos evitar. Más de una vez nos hemos encontrado en un oscuro túnel: la repentina muerte de un ser querido, el paro, enfermedades, educación de los hijos… Damos vueltas y más vueltas sin ver la salida y cuando menos lo esperamos encontramos una luz que nos llama a la esperanza. Los años pasan, van faltando compañeros de tu época que no pudieron cumplir más años, ya terminaron su carrera. Una de las alegrías más grandes que experimenta una persona mayor es la recompensa de tener un nieto.
Hoy, día 11, mi rayo de luz cumple seis meses. Día a día estamos viendo su apertura a la vida con su crecimiento, sus gracias, sus llantos, sus sueños. Su presencia nos hace felices y nos da fuerzas para seguir viviendo.

Tengo la plaza “en propiedad” para darle clases de música: cantos populares, canciones de cuna y hasta alguna jota; incluso una canción titulada “Cuando la aurora tiende su manto" que parece que le gusta, pues al escucharla ni siquiera parpadea. Me mira fijamente cuando llega la frase “y son tus ojos" y se sonríe como si entendiese lo que le canto. Lo importante es que él observe el movimiento de mis labios.
Paso todo el tiempo que puedo con él, entreteniéndole con cualquier cosa y en casa dicen que conmigo el niño se lo pasa en grande. Debe de ser así, pues últimamente cuando me ve se vuelve loco y cuando me voy de la habitación lloriquea.  
Después de nuestros juegos, llega el momento del relax, que está designado a mi mujer, la yaya. Nada más caer en sus brazos se queda dormido. 
En septiembre vendrá la prueba más dura para todos: padres, abuelos y nieto. Nos espera  ¡la guardería !
Mientras tanto, mi hija le tiene toda una colección de libros para bebés, todos pensados para que su bebé (Anto) no se haga daño. Unos de tela, algunos preparados para introducirlos en la bañera... Mi ocupación es mostrarle la forma de pasar las hojas.
Tiene una mochila llena de juguetes variados, cada uno con su encanto: los saca uno a uno, los mira, se los lleva a la boca y los deja aparte. Todavía no he llegado a la lección de “la recogida de juguetes” que creo que esa…, no será tan fácil.

Los abuelos son buenos compañeros de juegos. Enseñan a convivir, pensar, unen y entretienen. Son los compañeros ideales para el nieto.
 “El hombre viejo, es niño dos veces.(W. Shakespeare)

lunes, 1 de julio de 2013

SE ACERCA LA GRAN FIESTA

Nos acercamos a las fiestas de San Fermín (ya hablé de ellas en una ocasión). Nunca las he presenciado, pero sí que puedo decir, que llevo muchos años disfrutándolas desde mi casa sentado en un buen sillón, sin ningún peligro y, para más identificación, con el atuendo típico: un “pañuelico” rojo atado al cuello.  ¿Manías? ¿Batallitas de viejo?  ¡Vete a saber! Según el dicho: “De ilusión también se vive”
Este año me he propuesto (otra pavada) aprender de memoria el “A San Fermín pedimos….” pero en vasco:                     
A San Fermin pedimos
Entzun arren San Fermín 
                   Por ser nuestro Patrón                         
Zu zaitugu patroi
          
Nos guie en el encierrro               
zuzendu gure oinarrak
Dándonos su bendición
Entzierrum hontan otoi
Viva San Fermín
Gora San Fermín
 
Es posible que llegue el día y no haya aprendido la canción. Sabemos que con los años se pierden muchas cosas, entre ellas la memoria, y  máxime si hemos tenido que pasar a la fuerza por la ITV, en la cual he dejado varias piezas sin posibilidad de recambio. Pero la vida se va, no vuelve. ¡Qué grande es ser mayor!
“Estoy seguro que uno de los tesoros que guardan los años,
es la dicha de ser Abuelo” (Abel Pérez Rojas)
 

sábado, 15 de junio de 2013

FUI..."CAZADO"

                             
Existen documentales muy bien conseguidos que nos muestran la defensa y la conservación de los animales. Me impresiona mucho ver cómo todos luchan por la supervivencia. En uno de ellos, un oso estaba en un riachuelo cerca de una pequeña cascada en espera de su presa; estaba pendiente y aprovechaba los saltos de los peces para pescarlos al vuelo, simplemente con abrir la boca. El parangón no es muy adecuado, pero yo me siento identificado con ese pez, porque en cierta manera yo fui una presa fácil, un distraído, un despistado.
Volviendo a casa después de un agradable paseo, se me acercó un joven con acento extranjero  que insistía en que firmara un papel para una causa de discapacitados. Este truco es muy conocido y no era ésta la primera vez que me encontraba con este caso.. Desde el primer momento le dije que no,  que ese papel era falso, que eso era una estafa. Pero él insistía:
- ¡Firme, por favor! ¡Firme, por favor!
- ¡Te he dicho que no! ¡ No seas pesado!
Esto sucedía mientras iba caminando, porque yo desde el primer momento quise quitármelo de encima. Él se puso a la izquierda y pegado a mi bandolera, que llevaba en ese mismo lado. Con la mano izquierda me ponía la carpeta azul con el papel para firmar; mientras que, como comprendí más tarde,  con la mano derecha hurgaba en la bandolera. Me dejó cuando él ya había conseguido su objetivo. Al dejarme solo, empecé a pensar en esas personas necesitadas que pasan hambre y en lo injusta que es la vida. Cuando llegué a casa se me iluminó la mente y exclamé:
¡¡La cartera!!
Me dirigí al lugar donde había dejado la bandolera, metí la mano y, efectivamente, no estaba. ¡Había sufrido un atraco! ¡Había sido cazado!
Me temblaron los piernas y se me nubló la vista. Inmediatamente puse en jaque, con voz temblorosa, a mi mujer, a mi hija, a mi yerno y hasta al nieto, que acaba de cumplir cinco meses. Todos se contagiaron del malestar. Dedicamos toda la tarde para denunciar el hecho en Comisaría. Lo más importante era el carnet de identidad, el de conducir, la tarjeta de mi invalidez, el abono trasporte y los veinte euros que llevaba. No recé a San Antonio, pero pienso que en todo momento estuvo a mi lado. Al atardecer oí el telefonillo de mi casa preguntando por mí. Era un señora con su hija: se habían encontrado la cartera relativamente cerca de donde me la habían quitado y venían a entregármela. En la cartera faltaba el dinero y el abono trasporte ¡Lógico! Afortunadamente, dentro del daño, doy las gracias porque recuperé la documentación.
La vida es esperanza, nunca la pierdas”

lunes, 27 de mayo de 2013

TAPONES

Si vertimos una gota de agua, algo tan pequeño que apenas vemos, en nuestra mano y la tocamos con un dedo se difumina, desaparece. Pero si contemplamos nuestras fuentes, nuestros ríos, nuestros mares, nos daremos cuenta de que todos estos elementos están compuestos de millones y millones de gotitas de agua. Lo mismo podemos decir de los desiertos y de las playas que están formados por millones y millones de granitos de arena, que aisladamente apenas se perciben. ¡Lo más pequeño es lo más grande!
Hago esta similitud con los tapones de envases que desechamos todos los días y a los que no damos importancia. Si lo encontramos en nuestro camino, puede que tal vez le peguemos un puntapié, para quitárnoslo de en medio. Es una cosa pequeña, insignificante, que a simple vista pensamos que no va a ningún sitio. No nos damos cuenta del valor que encierran esas pequeñas cosas que la vida nos presenta. Una de estas cosas es la recogida de tapones, pues reuniendo miles y miles podemos hacer un bien social: curar a niños con enfermedades raras y de alto coste, conseguir una silla de ruedas para un inválido, etc...
 
La última vez que estuve en el hospital, observé que en el mostrador donde están las enfermeras había un recipiente donde los pacientes podían depositar los tapones de las botellas. Me gustó la idea y creo que podría extenderse a otros ámbitos.
Si miles y miles de personas solidarias y silenciosas se interesen por llevar a cabo esta idea, conseguiremos ayudar. Una tarea cotidiana y fácil de realizar. Tengamos siempre presente que, por lo fácil podemos llegar a lo difícil. 
“Nosotros sentimos que, lo que estamos haciendo es solo una gota en el océano, pero el océano no estaría tan lleno si no existiera esa gota” (M. Teresa de Calcuta)

martes, 14 de mayo de 2013

FUE EL PUEBLO

 
No fue una Asociación; no fue una entidad; no fue la parroquia. Fue iniciativa del PUEBLO, quien  decidió que al P. Zurita (Sacerdote Trinitario) se le levantara una escultura en la plaza de su barrio, para que su imagen quedara como recuerdo imborrable. La inauguración de la escultura de bronce, que ha sido sufragada por el pueblo así como el pedestal de granito, tuvo lugar la tarde del día 11 de mayo de 2013.
La Eucaristía previa fue presidida por el obispo de la diócesis, Mons. D. Joaquín Mª López de Andújar, y concelebraron con él todos los miembros de la Comunidad Trinitaria, y varios sacerdotes de la diócesis. Asistió al evento el Sr. Alcalde David Pérez con algunos miembros de la Junta Municipal de Gobierno
La Coral San Juan de Mata participó con varios motetes: igualmente la asamblea. En la iglesia repleta de fieles no cabía ni un alfiler. Fue muy emotivo cuando cantamos el Padrenuestro. Las paredes del recinto temblaron. Las voces de la comunidad pululaban por el aire, acaparando todos los huecos de la Iglesia como si un gran “botafumeiro” esparciera, no el incienso, sino muchos sentimientos juntos, que volaban todos en una sola dirección: hacia el P. Zurita.
La homilía pronunciada por el Sr. Obispo ponderó la vida ejemplar de nuestro querido párroco.
Terminada la Santa Misa tuvo lugar el descubrimiento de la escultura, situada en la plaza de la Constitución. Después de unas palabras del Sr. Obispo, éste y el Sr. Alcalde destaparon la escultura, al mismo tiempo que se oía la actuación de la Escuela de Música de Alcorcón y mientras se echaban a volar unas palomas blancas y unos globos también blancos, acompañados de los aplausos del público. Toda una aclamación sentimental y emotiva de un pueblo agradecido.
A continuación, siguieron unas palabras del Sr. Alcalde agradeciendo la presencia del pueblo y puntualizando que ninguna escultura del pueblo tenía tanta brillantez como esta del P. Zurita. Posteriormente hubo otras intervenciones entre las que cabe destacar la de Juan Manuel Alonso, mi sobrino, que se encargó de la comisión organizadora, así como la de un sobrino del P. Zurita que imitó algunos gestos comunes de su tío y que resultó gracioso por la coincidencia de su parecido.
Gracias Zurita, por tu amistad, por tus servicios, por tu sencillez, por tu entrega y por haber sido nuestro compañero.

martes, 30 de abril de 2013

FRANCISCO

Hace mucho tiempo un matrimonio esperaba un hijo. Como es normal, pensaron en el nombre que le pondrían. Tanto ella como él tenían un hermano que se llamaba Francisco, aunque a uno de ellos le llamaban "Frasquito". No hubo oposición, lo vieron claro: "El niño se llamará Francisco, igual que sus tíos."
Ya salido del cascaróndesde el primer momento empezaron a llamarle Paquito y a base de repetirlo tantas veces, según iba creciendo, entendí que ese Paquito era yo. Mi padre me llamó así hasta los 97 años que fueron los que la naturaleza le concedió. También mi madre me llamaba Paquito y cuando vio que me salía el bigote lo cambió por Paco. Y así me llamaron la familia y los compañeros del barrio. Últimamente mi mujer y algunos miembros de la familia también me llaman Paquito. Recuerdo la gracia que nos hacía cuando mi hija era pequeña y en vez de decir "mi padre" cuando se refería a mí, decía "Paco". 
El humorista y cantante Emilio el Moro (que era mi vecino y formaba parte de los mozos del barrio y del que hablé aquí), antes de subir a las tablas, con su humor característico (nunca se me ha olvidado) me llamaba “Paculi”.
Cuando llegué al colegio, los profesores, tal vez por evitar confusiones o por coincidir con el conocido poeta Jorge Manrique, cambiaron el apellido por el nombre, de modo que pasaron a llamarme "Manrique". A decir verdad, me agrada este apellido que procede de noble linaje y que en el escudo de armas lleva como lema “Nos non venimos de reyes, que reyes vienen de nos”. También soy conocido por "Manrique" en la asociación de tiempo libre para personas con discapacidad Club Amigos, en la que entré a colaborar cuando me jubilé. En ella está Francisco González Chozas, un voluntario al que tengo mucho aprecio y al que allí siempre han llamado Paco así que al entrar yo preferí que me llamasen Manrique para evitar confusiones.  
Últimamente he tenido que pisar clínicas y hospitales y aquí he empezado a oír Francisco para arriba, Francisco para abajo y lo cierto es que me extraña que me llamen así, aunque al mismo tiempo me resulta agradable.
Siempre he tenido gran fe en mi Santo Patrón, que en germano significa “Hombre de Dios”. San Francisco es considerado como el santo más popular y antiguo, por su amor a la naturaleza, especialmente para los animales, lo que le ha servido para ser considerado el patrón de la ecología. Él dijo: “Cualquier animal, golpeado, abandonado, enjaulado o encadenado, sufre y solo nosotros podemos ayudarle”.



jueves, 18 de abril de 2013

EL ZAPATO

El verano pasado fuimos a Gandía mi hija, su pareja, Marisol, el perro y yo. Entre el sol, la arena, el agua, andar por sus calles, pasear por las noches a la orilla de la playa, los chiringuitos, las tapas..., pasamos unos días muy buenos que, como siempre ocurre, se nos hicieron cortos. 
Transcurridos los días establecidos, tomamos la maletas con dirección al parking. Normalmente yo me siento al lado del conductor pero esta vez, como mi hija estaba embarazada, tuve que ocupar el sitio trasero detrás del conductor. Cuando entro en el coche lo primero que hago es sentarme y después, ayudado por las manos, meto primero la pierna buena  y después la otra, que es donde tengo la prótesis y un alza en el zapato. Así que, una vez terminada la operación y colocado el cinturón de seguridad, iniciamos la marcha.  Con un poco de morriña nos pusimos en camino; el momento era propicio para dar algunas cabezadas por lo que no pude evitar echar una siestecita.
Pasadas unas horas, llegó el momento de hacer la parada de rigor para descansar un poco y tomar algo. Con mi pierna izquierda empecé a tantear para calzarme el zapato. Al ver que no lo conseguía, les dije a mis compañeros de viaje que posiblemente el zapato se había desplazado hacia los pies del conductor. Cuando nos bajamos, mi hija se prestó solícita a cogerlo, pero no lo encontró. Así que le dijo a mi yerno que lo buscase él, que ella no podía. El conductor corrió el asiento, miró arriba y abajo, derecha e izquierda pero no apareció. Nos miramos todos, menos el perro, y comprendimos lo sucedido. Nos echamos a reír por unanimidad a carcajada limpia; el sector femenino incluso con lágrimas. Mi pierna, con escasa sensibilidad, no se percató de que al subir al coche el calzado había tropezado con la puerta y había caído al suelo. Adiós zapato.
Continuaron las risas mientras íbamos al restaurante. A mi hija, se le ocurrió decirme en un latín macarrónico una frase que yo le había enseñado cuando era pequeña: “ Manduco flumen de te”
 
 
 

sábado, 6 de abril de 2013

UNA SEMANA SANTA DISTINTA


El día 23 de marzo, por la mañana, me levanté de la cama porque no me encontraba bien. Tuve una hemorragia grave con las heces. De por sí, la sangre es muy escandalosa; pero ésta lo fue mucho más.
Mi mujer y mi yerno me llevaron al ascensor y, mareado y con temblor de piernas, me ayudaron a subir al coche dirección al Hospital de Alcorcón, a urgencias.
 Llegados al Hospital, me atendieron con la parafernalia que estos casos exige. Me vi tendido en la cama, rodeado de cables, con un computador-monitor enfrente, médicos y estudiantes a derecha e izquierda, todos vestidos de verde y pendientes del resultado del electrocardiograma. Hubo un silencio, todos atentos al monitor. Pasados unos segundos, oí que mis latidos estaban estables, por lo que podía entrar en quirófano. 
Me entregaron una hoja impresa y un rotulador azul: realicé una firma tan grande que llegó de lado a lado. Al mismo tiempo de firmar pronuncié: “Señor, en tus manos encomiendo mi espíritu”.
Me esperaba una colonoscopia de urgencia porque tenía una hemorragia digestiva baja. Me dieron un sedante que me transportó a otro espacio y allí no me enteré de nada.
Al despertarme, de reojo, vi un soporte de donde colgaban tres bolsas de sangre (días más tarde tuvieron que ponerme una bolsa más). Pensé en aquellas personas que en su día donaron su sangre para que otros pudieran alargar sus vidas. Gracias a los donantes, por este gesto sencillo y bello, por salvar vidas sin importaros quien pueda ser el receptor. ¡Gracias, amigos!
Estando en reanimación, dejaron entrar a mi mujer y mi hija, que estaban ansiosas por verme. Al día siguiente me subieron a planta. Allí, a la hora punta, se observa un movimiento de batas blancas, todas con su instrumental: tijeras, esparadrapo, bolígrafo, etc,  para atender al paciente. He de señalar el buen trabajo y la dedicación que en todo momento han tenido estas personas conmigo. Ha sido muy alentador que en medio de mi enfermedad y sufrimiento estuviesen en mi camino personas amables, simpáticas y alegres, que colaboran con la recuperación y ayudan a llevar mejor la enfermedad.
El estar ingresado en el Hospital, me ha llevado a hacer un alto en el camino. Han sido 11 días en los que ha dado tiempo para todo, pero sobre todo para reflexionar. En los momentos difíciles, hemos de sacar lo positivo que hay en ello, porque las cosas no ocurren por casualidad. Se trata de una búsqueda complicada. Enumero algunos puntos positivos que me han servido de gran apoyo en esta trágica circunstancia:
- Observo a mi mujer, a la que no terminaré de ponderar lo suficiente. Ella ha estado mucho tiempo a mi lado, no ahora, sino siempre: me ha llevado el papeleo, las medicinas, los análisis, los médicos, los cuidados en casa, etc... Puedo decir con certeza que, gracias a ella, sigo pisando esta tierra.
- Uno de los días, mi hija y mi yerno se presentaron con mi nieto en el Hospital, permaneciendo en pasillo, al que yo salí para besarlo y abrazarlo. Fue un momento muy emocionante.
-Estuvieron presentes familiares, amigos y Paco, mi compañero de habitación, con su mujer e hijos con quienes dialogamos en varias ocasiones. Cuando se ha de convivir en una habitación donde se respira tristeza y dolor, es gratificante una ayuda para soportar la carga.
-Oír Radio María en las largas noches me ha servido como sedante para el espíritu y consuelo para el alma. 
El momento, las circunstancias, la soledad de la habitación, sentimientos, recuerdos y el dar gracias a Dios hicieron que, participando de la Eucaristía de Jueves Santo por la televisión de la habitación, brotaran de mis ojos unas lágrimas de emoción.
Todo este cúmulo de sucesos lo considero como positivo y me da fuerzas para seguir caminando, recordando que la vida es bella.

martes, 19 de marzo de 2013

LA LATA DE COCA-COLA


Como todos los días y por recomendación del médico, salí por la mañana a andar y, de paso, a comprar el pan. Me encontré con un vecino y al decirle que iba a comprarlo comenzamos a hablar sobre el pan. Él es de la provincia de León y me comentaba lo bueno que es el pan de su tierra. También comentamos lo ricas que están las fabes de Asturias, de donde es su mujer. A nuestro lado había un grupo de chavales de un colegio cercano que habían salido al recreo. Uno de ellos, al terminar de beber la coca-cola, tiró la lata a la papelera queriendo “encestar,” con tan mala fortuna que pegó en el bordillo de la papelera y la lata saltó a la calzada, que no suele estar muy transitada porque únicamente lleva a una plaza. Mi amigo y yo nos quedamos viendo al grupo, que permanecía inmóvil. Miré hacia ellos sin mostrar cara de enfado, dejé a mi amigo y me dirigí a la lata, me agaché apoyado en el bastón, cogí la lata con dificultad y la deposité en la papelera. Algunos del grupo aplaudieron y otros levantaron el dedo pulgar en señal de aprobación. Me dirigí hacia ellos tranquilamente y les dije: Nunca olvidéis que: “No aprendemos de la escuela, sino de la vida”.
El culpable bajó la cabeza reconociendo su mala actuación.

“ No se puede enseñar nada a un hombre; solo se le puede ayudar a encontrar la respuesta dentro de sí mismo “
(Galileo Galilei)

jueves, 7 de marzo de 2013

ABUELO, ABU, YAYO...ASÍ ME LLAMARÁ

Me ha venido un nieto. Cuando nace un niño también nace un abuelo. Ya lo soy y esto significa que viene otra generación que nos empuja; cosa que, según las leyes de la naturaleza, nada ni nadie puede evitar. Me encuentro muy feliz y contento: aunque no creo que cuando llegue el tiempo de sacarlo a pasear, llevarlo a la guarde, etc, esté yo en condiciones, ni que sus padres me lo permitan; pero bueno, he de reconocer que me encuentro en otra dimensión y he de contentarme con lo que sé hacer: contarle cuentos, cantarle, sonreirle y conseguir que aprenda a decir "abu".
Mi mujer (la abuela) está disfrutando de lo lindo. El tener al nieto en brazos, cantarle, besarle o  dormirlo constituye para ella la mayor felicidad. Cuando se encuentra con un familiar, amiga o vecina, no para de contar con pelos y señales las novedades que día a día van apareciendo.
Se suele decir que el abuelo “disfruta de una segunda paternidad” y es cierto, pero con la diferencia de que no existe tanta responsabilidad como la que tienen sus padres. Ahora gozamos de la mirada y la sonrisa de nuestro nieto: es una etapa reconfortante y muy bella.
Pronto hará dos meses que salió del “cascarón”: va creciendo en sabiduría y picardía. Tiene buenos pulmones en el "cante". Yo le tarareo la escala musical: "Do, re, mi, fa, sol..." Cuando llego a esta nota, me mira fijo, como si quisiera sonreir, y me emociono. En algunos momentos pienso que, de seguir así, en el futuro tendremos otro tenor como Julián Gayarre, el navarrico del Roncal.
“El verdadero milagro de la vida, ocurre cuando nacen los hijos de tus hijos”

jueves, 21 de febrero de 2013

Hace más de un año

La vida es una incógnita: no nos damos cuenta de que el tiempo se nos escapa de la manos. Vuelvo nuevamente al blog, animado por mi mujer y mi hija. Según la opinión común, esta actividad ayuda a equilibrar la mente y a alejar el gran fantasma del alzheimer, que tanto asusta. Nada va más deprisa que los años, que son buenos para cumplirlos, pero no para tenerlos.
No me despedí en la última entrada, titulada "Las muletas”, pensando en un pequeño descanso, pero a medida que pasaba el tiempo, más difícil se me hacía el arranque. Hoy rompo este prolongado silencio y saboreo el placer de la comunicación, que entre los pocos dones que me ha dado la naturaleza, es uno de los que creo poseer. No sé con qué frecuencia publicaré, ni si pasaré frecuentemente a visitaros, todo irá sobre la marcha, pero me alegro de estar de nuevo por aquí.