martes, 3 de febrero de 2009

VENCIENDO LAS DIFICULTADES

Un día, al salir a pasear con el andarín, observé desde lejos una maniobra un tanto extraña en un coche aparcado. Poco a poco me fui acercando y noté que la puerta del conductor estaba abierta. Fuera, una mujer inválida estaba en una silla de ruedas, manipulando algo en el interior del vehículo: era su hijo, que lo acababa de recoger de la guardería. Calculo que el chico tendría dos años.
Entablé conversación con ella, preguntándole si necesitaba ayuda. Ella me dijo que no y me dio las gracias. Yo permanecí un poco más alejado, observando la agilidad y la destreza con que se desenvolvía. De la silla de ruedas pasó al asiento del conductor.

Una vez sentada, empezó a desmontar la silla de ruedas, cosa que me tenía alucinado. Finalmente quedaban las dos ruedas, desmontadas fuera del vehículo y se las acerqué aunque ella insistía en que no me preocupara.
En el poco tiempo que estuve hablé con ella, me dijo que estaba en esas condiciones por causa un accidente. Triste acontecimiento que la señaló para toda la vida.
Esta situación me llevó a la reflexión de lo que somos capaces de hacer al faltarnos los medios normales para efectuar nuestros quehaceres cotidianos.
Alguna vez nos quejamos de un pequeño percance, un dolor insignificante y al considerar una invalidez de tal grado, no tienes más remedio que mirarte a ti mismo y dar gracias a Dios por no estar en peores condiciones.

4 comentarios:

Marga.f.Villalonga dijo...

Disculpa que me colara en
tu blog, pero no pude evitarlo
al ver el titular en el blog
de Kary, pues me pareció muy
interesante,y yo también soy
de la misma opinión, a veces o siempre nos quejamos, y no nos damos cuenta de la suerte que realmente tenemos, tengo dos amigas que están en esa situación y para mi son dos personas de admirar, pues luchan cada día para salir adelante y sobre todo nunca se quejan, cosa que nosotros siempre, bueno yo desde que las conozco bastante menos. Bueno espero no haberte molestado, un saludo Marga.

kary dijo...

No sabemos lo que tenemos hasta que nos pasa algo, admiro muchísimo a esta gente.
En la entrega de los Goya, le dieron uno a un actor minusválido y tuvo problemas al subir las escaleras del escenario e hizo un breve comentario para quien lo pilara pero como no les interesa a nadie no le han dado importancia, seguro que al año que viene ponen una rampa.
besos

Alberto dijo...

Ah, el tema de las barreras y del afán de superación y de querer ser uno más. Mucho os puedo contar yo de esto y es muy cierto: sólo sabemos valorar las cosas cuando nos falta algo.
Yo no rechazo la ayuda de nadie, porque pienso que ésta siempre es bien intencionada y es de agradecer.
Os aseguro que se puede y que merece la pena.
Adelante con una sonrisa.

Naida Saavedra dijo...

Hola Manrique. Lo misme dije yo en mi blog en estos días que vi una mujer en la calle que tenía sólo la mitad de su cara, la otra parte era como si le hubieran pasado un borrador. Terrible. Y uno que se queja por tonterías...
A dar gracias, que este mundo nos ha dado cosas maravillosas.
Un abrazo.