Ya se me había olvidado. Fue mi sobrino Fernando el que me recordó esta anécdota que sucedió hace mucho en el colegio de Novelda (Alicante). Todos los años por el verano organizábamos un cursillo preparatorio para aquellos chicos que deseaban venir al colegio como internos. Entre ellos vino mi sobrino Fernando. Al día siguiente de llegar los chicos, les hacía una foto a cada uno, colocándolos en fila en el patio. Yo estaba enfrente de ellos, con mi máquina fotográfica en mano y les mandaba que uno a uno se desplazaran de lado y se pusieran enfrente de mí y así:
Plafs, ¡uno!. Plafs, ¡otro!. Plafs, ¡otro!... Hasta terminar de hacer las fotos de carné.
Una vez terminadá la sesión fotográfica, subí a mi laboratorio para revelar los carretes. El laboratorio estaba situado en la terraza del colegio. Era una habitación sin ventanas donde tenía preparados todos mis artilugios fotográficos. Ese día no eché el cerrojo de la puerta. Al cabo de los minutos, se abrió la puerta sin previo aviso e instintivamente me salió un grito:
¡Eh, eh, eh,! ¡Que no se puedeeeeee! ¡¡¡Cierra la puerta!!
Quien fuera cerró la puerta y.... ¡Pies para que os quiero!
Para salir de mis dudas salí a ver quién era y qué quería. No logré verle, porque del susto tuvo que salir volando como el viento. Total, que me metí nuevamente en el laboratorio. Menos mal que me había pillado haciendo copias. Si hubiese sido el carrete hubiera sido insalvable.
Al día siguiente se me acercó mi sobrino y me dijo:
- ¡Tío, ayer quise hacerte una visita y me asusté mucho!
- ¡Así que eras tú! Recuerda llamar siempre a la puerta: el trabajo del fotógrafo no es compatible con la luz.
De joven me aficioné mucho a la fotografía. Un compañero, Julián Sola, me dijo que era muy fácil, me animó y me metí en ello: me dio unas normas y trabajé con él hasta que pude defenderme solo. Compré el proyector, cubetas y bandejas para blanco y negro... Este hobby me valió en el futuro para ocupar un puesto de trabajo en una fotocomposición de Artes Gráficas.
Se dice muchas veces que “el saber no ocupa lugar". Y Unamuno, en su día, añadió: "...pero ocupa tiempo".
Una vez terminadá la sesión fotográfica, subí a mi laboratorio para revelar los carretes. El laboratorio estaba situado en la terraza del colegio. Era una habitación sin ventanas donde tenía preparados todos mis artilugios fotográficos. Ese día no eché el cerrojo de la puerta. Al cabo de los minutos, se abrió la puerta sin previo aviso e instintivamente me salió un grito:
¡Eh, eh, eh,! ¡Que no se puedeeeeee! ¡¡¡Cierra la puerta!!
Quien fuera cerró la puerta y.... ¡Pies para que os quiero!
Para salir de mis dudas salí a ver quién era y qué quería. No logré verle, porque del susto tuvo que salir volando como el viento. Total, que me metí nuevamente en el laboratorio. Menos mal que me había pillado haciendo copias. Si hubiese sido el carrete hubiera sido insalvable.
Al día siguiente se me acercó mi sobrino y me dijo:
- ¡Tío, ayer quise hacerte una visita y me asusté mucho!
- ¡Así que eras tú! Recuerda llamar siempre a la puerta: el trabajo del fotógrafo no es compatible con la luz.
De joven me aficioné mucho a la fotografía. Un compañero, Julián Sola, me dijo que era muy fácil, me animó y me metí en ello: me dio unas normas y trabajé con él hasta que pude defenderme solo. Compré el proyector, cubetas y bandejas para blanco y negro... Este hobby me valió en el futuro para ocupar un puesto de trabajo en una fotocomposición de Artes Gráficas.
Se dice muchas veces que “el saber no ocupa lugar". Y Unamuno, en su día, añadió: "...pero ocupa tiempo".
¡Qué horas más bien aprovechadas pasé revelando fotografías! Nunca pensé que una afición, me serviría después para tanto.
8 comentarios:
He leido con mucha atención tu pasión por la fotografia..yo jamás he manejado una maquina re fotos no tengo ni idea ...solo me dio por escribir y ahora que son tan faciles de manejar según veo en amigas pero yo...
buen fin de semana
besos
Marina
Tienes mucha razón, el saber no ocupa lugar, es bueno aprender de todo en esta vida.
Saludos.
Llevas toda la razón. Todo el tiempo que uno dedica aprendiendo no cae en saco roto.Tarde o temprano le sacas provecho a ese tiepo invertido.
GRACIAS MI QUERIDO AMIGO ....GRACIAS..MIL BESOS
Marina
que bonito el arte de la fotografía, yo siempre llevo la cámara encima por si acaso...
que gracia el padre Julian!! es el que recibe a los críos en la puerta del cole y siempre tiene caramelitos para todos, yo no sé como no se le terminan.... y los críos lo ven por la glorieta y se le tiran encima, lo quieren un montón, y pensar que cuando yo era pequeña le veía con mucho genio.....
He leído que te vas unos diitas a la playa, disfruta mucho.
Besotes
Hola Manrique!!!!!!
De regreso de mis vacaciones,
y llevando mucho sin pasar por los blogs.
Pobre sobrinito, menudo susto ja,ja,ja, pero también para ti, a mi se me velo dos carretes al realizaba un trabajo de equipo en un curso de fotografía, al colocar la tapa no colocaron la goma, y al encender la luz paffff, los míos estaban arriba del tanque, y me toco perder mis fotos. Pero desde luego la experiencia de revelar me encanto, nunca lo puse en practica en casa, solo en los cursos que realice, pero me pasaba todo el tiempo que me dejaban, y que podía colar ja,ja. Y que buena experiencia, poder trabajar en artes gráficas guauuuu muy interesante.
Un beso muy grande y un fuerte abrazo.
Nunca sabemos qué conocimientos serán los decisivos con el paso de los años. Nunca he revelado fotos, pero debe ser mágico ver cómo se va perfilando la imagen en el papel.
A mí me encantan las fotos, tengo cds. enteros de momentos cotidianos... pero lo que me falta es una buena cámara. Veamos si el año que viene...
Por cierto... podrías subirnos por aquí alguna de esas fotos tuyas...
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