VACACIONES PARA ENFERMOS RENALES

Después de unos días de asueto, nuevamente me pongo en contacto con el blog para leeros y cambiar impresiones. Gracias a Alcer (Asociación madrileña para la lucha contra las enfermedades renales) hemos podido disfrutar en la playa gozando de unos días de sol, aire y lluvia. En estas circunstancias todos los días son buenos.
Cuando uno lleva cierto tiempo sin viajar en autobús siente una sensación
especial pensando en que muchas personas cargadas de ilusiones van al mismo sitio que tú has elegido. Cada cual pensando en sus problemas, con sus penas, la novedad, el lugar, el hotel, pensamientos que bullen en nuestra mente luchando por salir. Y es que estas oportunidades rompen la monotonía de vivir en tu tierra, haciendo prácticamente lo mismo todos los días.
Llegamos al “Hotel Rotilio” de Sanxenxo algo cansados, pues los kilómetros así lo exigían. Las vistas, una maravilla: llegar a la habitación y ver que no había cuadros que adornaran la pared, sino un gran ventanal y que al correr la cortina se divisara un inmenso mar, era un placer para la vista. ¡Se podía apreciar tan de cerca el mar, su olor, la tranquilidad y la paz que presentaba el agua en la rías bajas! Nunca he estado en un crucero, pero me dio la impresión de estar en uno de ellos. EL club Marítimo estaba a muy pocos pasos y la playa también intervenía en este conjunto de sensaciones. Un verdadero encanto.
Los pacientes que debían dializarse iban tres días a la semana: martes, jueves y sábados en dos turnos (diez lo hacían por la mañana y siete por la tarde). Unas ambulancias se encargaban del desplazamiento hasta Villa García de Arousa donde recibían la diálisis. Una enfermera se hacía cargo de esta organización.
Realizamos varias salidas. La más obligada e importante, fue la visita al Apóstol Santiago. Estamos en el año jubilar y es increíble el número de peregrinaciones que se realizan con este motivo. Abundaban los peregrinos extranjeros venidos de otros países. Dimos el abrazo de amor y confianza al santo, después de haber guardado una considerable cola de espera. A la misa pontifical no es que llegáramos tarde, sino que ya media hora antes estaban todos los bancos ocupados. Fue muy emocionante ver el Botafumeiro (uno de los símbolos más conocidos y populares de la catedral de Santiago) cómo el gran incensario esparcía el humo por las bóvedas del santuario. Todas las miradas de los asistentes hacia arriba, peticiones y oraciones recordando a familiares, con lágrimas de emoción, subían hacia lo alto mezclándose con ese humo y olor a incienso.
Estuvimos todo el día en Santiago de Compostela visitando diversos sitios de interés acompañados de un ambiente soleado y placentero.
Otro día fuimos a Valença da Minho, ciudad portuguesa limítrofe con España por el norte, en concreto con el pueblo de Tuy. Todo Valença es un puro contraste y es el encanto principal que tiene esta ciudad, Para defenderse de los muchos ataques de sus enemigos, construyó una gran fortaleza que constituye una de las principales obras de arquitectura militar del país. Turistas con cámaras de fotos y bolsos, calles estrechas con cantos rodados. Ciudad típica que merece la pena visitar.
Ese mismo día también visitamos Baiona, Santa Tecla, Pontevedra y Porto Novo. Pero no quiero extenderme en sus descripciones.
Por último he de destacar la buena atención del personal del hotel en todo momento, en concreto su tacto y su cariño hacia nosotros. Mi mujer y yo pasamos unos días estupendos.