jueves, 6 de agosto de 2015

SOMOS DE OTRA GENERACIÓN


A los que ya somos mayores y tenemos cierto tiempo recorrido nos ha tocado vivir sin poder gozar plenamente del crecimiento de nuestros hijos. Estoy pensado en mi caso pero me imagino que a otros les habrá ocurrido igual o parecido.
Tenía que ir trabajar a 40 kilómetros, en Gráficas Dehón, y para ello me levantaba a las 5:45 con la idea de evitar el tráfico matutino. Tomaba la M-30 y era el primero en “abrir” la autovía. Observaba, por el espejo retrovisor, que los demás me seguían. Obligatoriamente debía comer en un restaurante y regresar a las 8 de la tarde. A mi hija apenas la veía porque, cuando yo llegaba, ella ya estaba descansando o preparándose para ello. Solamente tenía libre los sábados, domingos y fiestas.
En mi trabajo, con unos cuantos años menos.
Ahora con mi nieto, que tiene dos años y medio, es muy diferente.
Lo veo crecer, oigo pronunciar sus primeras palabras y frases. Sentado en mis rodillas, le pongo dibujos en el ordenador. Lo abrazo, le canto, lo saco de paseo, lo columpio (que le encanta)... Esto es otra cosa. No sabía que un ser tan pequeño iba a dar tanta satisfacción.
También he de aceptar las travesuras e ideas propias de su edad, que crecen a medida que pasan los meses. Abre puertas, enciende luces, juega al escondite... Examina los juguetes y, si ve unas cosa floja en él, la arranca... Se revuelca en el sofá, juega con los cojines... En fin: un torbellino que se apodera de la tranquilidad de los que le rodean pero que nos llena de felicidad. 

Todos estamos matriculados en la escuela de la vida, donde el maestro es el tiempo y nosotros ya estamos matriculados en el último curso. (María de Villota)

4 comentarios:

trimbolera dijo...

Es verdad, los nietos son nuestra segunda oportunidad. Besicos.

Abuela Ciber dijo...

Asi es Manrique, en ellos y con ellos gozamos un sin fin de cosas, que con nuestros hijos nos fue a veces posible
Tuve la suerte de disfrutar a mis hijos plenamente en todas las etapas de su vida
Pero los nietos son nuestra prolongacion
Cariños

Lola dijo...

Como te entiendo, yo también ejerzo de abuela aunque ya menos, mis pequeños han crecido y ya no vienen a casa como antes que venían a diario, ahora solo las vacaciones me permiten tenerles cerca y cuando se marchan…
Bueno han estado un mes aquí con mi marido y conmigo, han sido días buenos y menos buenos, pero ahora que se fueron los añoro demasiado, y pienso cuando estaban conmigo cada día porque sus padres estaban trabajando, y eran muy pequeños para guarderías.
Eres un gran abuelo, y no ye importe el revuelo que arman, porque todo termina, si lo sabré yo. Un abrazo.

Marina Filgueira dijo...

Es muy bonita y súper tierna esta entrada, Manrique. Así es, los nietos son la felicidad y la alegría de la casa. Ellos van aprendiendo de nosotros los abuelos, cuento y experiencias pues somos historia que ellos no saben, tenemos la carrera de la
sabiduría de la experiencia vivida. Y nosotros también aprendemos algo de ellos cosas nuevas que a veces nos sorprende.

Me ha gustado esta entrada, muchísimo.
Un abrazo y mi gratitud y mi estima.

Se muy muy feliz.